Seúl 2016

Seúl es una ciudad que cambia constantemente. Así que visitarla tras un año me permite ver esos cambios. De algunos ya he escrito en el blog, como las bicicletas públicas, o el nuevo parque-corredor verde en el área oeste.

Pero también me ha sorprendido ver nuevas zonas donde está prohibido fumar: desde 100 metros alrededor de las bocas de metro, a varios parques. Y a esta prohibición se le suma la recomendación de no usar el teléfono móvil cerca de las intersecciones, para evitar ser atropellado. Algo que, conociendo el caos de la ciudad, es fácil de imaginar.

impermanence

Volver a la ciudad como turista me hace ver que hay muy pocas papeleras, ¿o antes también habían pocas? En todo caso, habiendo baños públicos por todos lados, siempre puedes usar las papeleras de estos.

El café es aún más caro, una locura. Aunque este año otra nueva bebida era la novedad. Si hace un par de años la moda eran las limonadas (más bien falsas limonadas), este año parece que las tiendas de venta de zumos se han disparado. Gran idea la de poder disfrutar de un zumo recien batido, pero atención con la salubridad en algunos casos: tuve problemas intenstinales en 2 ocasiones, y muy probablemente fueran por fruta o hielo en mal estado.

Aparte de todo esto, casi todos mis restaurantes favoritos seguían funcionando. Aunque habían varios que habían desaparecido para dejar lugar a la aburrida franquicia. En Seúl cada vez hay más franquicias y corporaciones que roban el lugar a los pequeños locales, y por desgracia a la gente no parece importarle.

Cada año hay más turismo. Pero aun no está masificado. Sigue siendo un placer pasear por el casco histórico por la noche, sin flashes ajenos perturbando el momento. Aun hay magia.
bukchon

La maldita luna

luna en el guerrero– ¡Lorenzo! Que bueno verte. ¿Qué tal estás?
– Pues justo hoy estoy fatal. Esta noche la luz de la luna llena se ha colado por la ventana y me ha desvelado.
– Vaya, parece que eres muy sensible.
– Para nada. Aunque la verdad es que no entiendo como a la gente le atrae la luna. Es un astro inútil, que solo que molesta. Deberían hacerla saltar por los aires y así viviríamos mejor.

– Hombre, pero ¿qué dices? Si que te ha molestado. De todas formas, es cierto que nos influencia. Mira por ejemplo que nuestros meses eran, en origen, ciclos lunares.
– ¿Ves? ¡Menuda locura! Tienes que aprenderte los nombres de los meses, y luego cualquier fecha es difícil de memorizar. ¿Cuándo es tu cumpleaños? ¿24 de marzo? ¿Y no sería más fácil decir que es el día 84 del año? En lugar de memorizar dos cosas, solo haría falta una.

– ¡No recordaba lo loco que estás! Bueno, ¿y que pasaría los años bisiestos? ¿Sumo uno?
Si hacen explotar la luna, igual la Tierra va un poco más deprisa y ya no hace falta meter el 29 de febrero cada 4 años. Es más, ¿no ves la carga que es la Luna? Siempre frenando la Tierra. Que gasto inútil de energía.
– ¿Qué gasto y qué gasto? Pero si la gravedad no nos roba nada…
– Claro que si. Además, la maldita luna siempre nos lía. Por ejemplo: la semana santa cae siempre en la 1ª luna llena de primavera. Cada año diferente, y siempre cae fatal. ¿No sería mejor tener la semana santa fija?

– Relájate Lorenzo. Mejor dejamos el tema. Cuéntame de tu vida. ¿Sabes que yo me fui a San Sebastián de vacaciones?
– ¿Y la playa qué tal? Ah, seguro que verías la locura de las mareas, ¿no? Otra imposición despótica de la luna.

– Por favor, basta ya, que pesado, cuanto odio. Cambiemos de tema. Dime, ¿dónde te fuiste de vacaciones con tu novia? ¿Se llamaba Catalina?
– No me hables de Catalina, por favor, hemos cortado.

Las bicicletas públicas de Seúl

Una nueva visita a Seúl me descubre la reciente implantación de las bicicletas públicas. En una ciudad con un tráfico de locura, donde el coche aun es símbolo de estatus social, es interesante ver la aceptación de estas bicis públicas. Además, Seúl es también una ciudad donde el vandalismo es casi nulo, así que al menos no habrá estaciones destrozadas (como si pasa en Barcelona y otras ciudades).

bicicletas públicasLas bicicletas tienen múltiples modalidades de uso, cosa que sorprende. Las opciones van desde bonos de un día (¡a 0.80€!), pasando por semana(2.42€), por mes y semestre, hasta un año(24€). Me recuerda al bicing de Barcelona cuando empezó, pues tenía precio anual similar (que luego se duplicó) y también al principio se veía mucha gente novata probando las bicis.

Por otro lado, según leo, la web para darse de alta para extranjeros está muy limitada (noticia en inglés), lo cual en el fondo es lo habitual en Corea, con microsites en inglés en lugar de una traducción real de la web coreana.

carril biciPara acompañar la implantación de bicicletas, han empezado a crear carriles bici, a tramos esporádicos. Incluso tramos de escasos metros, como en la foto, que no conectan nada con nada. Al menos en Barcelona los carriles se alargaban varias calles.

Desde luego, los carriles bici del centro no ayudan a pasear sin peligro, y parece que Seúl aun tendrá que hacer un largo recorrido en entender como instalar y conectar carriles. Eso si, hay zonas nuevas donde la bici ya es protagonista, como el camino forestal de Gyeongui.

miniveloTambién, fuera del concepto de bicicletas públicas, he visto muchas más bicicletas privadas. Especialmente en zonas universitarias, donde es ya fácil ver gente joven montada en bici. Además, es normal ver minivelos: un tipo de bici no plegable de ruedas más pequeñas, ideales para aglomeraciones urbanas. En Europa, por desgracia, es casi imposible encontrarlas, mientras que en Asia las venden a partir de 140€.

En definitiva, la bici se abre paso en Seúl. Tengo mucha curiosidad por ver la evolución. En Barcelona poco a poco, gracias a la presión numérica de los ciclistas, los vehículos a motor han ido respetando la bicicleta. Pero Seúl es un caos: el tráfico es intenso, e incluso es habitual que las motos de reparto invadan la acera, poniendo en peligro a los resignados peatones. O aumenta su respeto, o la cuerda se tensará demasiado y romperá en el lado más débil, el del ciclista.

El camino forestal de Gyeongui

Rehabilitar una zona es una idea sencilla. Ejecutarla adecuadamente es más complicado. Pero en Seúl, que tiene una excelente obra civil, lo han vuelto a lograr. Estrenaron hace unos meses el llamado Camino Forestal de la línea Gyeongui (경의선숲길) en la parte oeste de la ciudad.

Hasta el año pasado esta zona era un desastre. Consistía en un descampado con las vías de tren de la línea Gyeongui original, vías en desuso por haber un tendido paralelo subterráneo (donde pasa el tren del aeropuerto Arex y la propia línea Gyeongui). Para colmo la zona estaba vallada, creando un muro separaba varios barrios, dejando solo unos puntos muy concretos donde cruzar.

Tras la reconversión a parque, ahora es un punto de atracción con mucha gente paseando, disfrutando de una conversación sentados en un banco, e incluso cruzando en bicicleta. Este lugar, antes innaccesible, pasa a ser el eje troncal de la zona.

gyeonguiCon una extensión de 6.3 kilómetros, va desde casi la estación de Gajwa a la de Gongdeok, tocando Hongae (salidas 3 a 7) y pasando por delante de la universidad de Sogang. Ideal para un largo paseo.

Siendo un “camino forestal” tiene gran cantidad de árboles y césped donde ¡los coreanos acampan! Han conservado algunos tramos de la vía original de tren, e incluso un riachuelo. Para mayor maravilla, hay gran cantidad de bancos anchos: esos elementos urbanos que han ido desapareciendo de nuestras calles y parques. Pero hay aun más: no se permite fumar.

gyeonguiMe alegra ver el resultado, pues es como un nuevo CheonGyeCheon para la ciudad (o el Seongbukcheon o el paseo del tarareo). Esto es, un lugar donde pasear y relajarse sin ruido de tráfico (en realidad, solo ocasional).

Ya me gustaría ver un camino así en Barcelona, por ejemplo podrían haber hecho algo cuando soterraron las vías que iban de Sants a Passeig de Gracia (ahora Av.Roma y Aragó). O cuando lo hagan con las de la Estació de França.

Desde luego, si viviera ahora cerca de Sogang (donde viví), no dudaría en hacer un paseo cada noche por el parque.

Ciudades de asfalto

Llevo años viviendo en el centro de diversas ciudades. Y me sigo preguntando hasta que punto las ciudades del principio del S.XXI están totalmente deshumanizadas. Las ciudades fueron, hace varios siglos, punto de atracción para artistas y simples trabajadores; y lo siguen siendo, pero las adaptaciones que han sufrido para soportar el aluvión de humanos las han hecho tóxicas. O quizás sean los humanos los que somos las toxinas.

EDIFICACION

yeondamUn ejemplo es la edificación y remodelación sin límites. Esto en Asia es aun mayor locura. En Seúl no era raro ver como derriban un barrio entero (no un edificio, sino un barrio entero) para construir edificios colmena. La vivienda en una ciudad siempre es un negocio, así que construir o reformar siempre será rentable.

De hecho, hace poco me enteré que el barrio donde viví en Seúl en 2014 ha desaparecido totalmente. Cerca de allí había unas vías de tren que soterraron hace años (la actual línea de AREX), pero seguía siendo un descampado inútil que cruza todo un distrito. Hace un par de años el ayuntamiento por fin decidió hacer un parque-corredor (el Yeontrail) y toda la zona se ha revalorizado como la espuma.

La foto de arriba muestra el descampado (donde una chica se montó una carpa para tocar el piano), mientras que la foto de abajo es el resultado de la remodelación, con su riachuelo. Sin duda apetece ir a ver lo nuevo (salida 3 del metro Hongik), pero oír que están tirando barrios enteros por donde continua el parque da que pensar, porque los habitantes originales suelen acabar desplazados (por decirlo de una forma amable).

Pero esto no solo pasa en Seúl. He visto edificaciones de locura en Hong Kong. O remodelaciones sin freno en Barcelona, donde no hace falta más que pasear por la noche del día de “enseres”, donde la gente deja en la calle muebles que aun servirían sin problemas.

TRAFICO
El tráfico es un problema de toda ciudad, pero quiero centrarme en el caso del centro de Barcelona.

eixampleCuando se proyectó el Eixample de Barcelona, la expansión de la ciudad del S.XIX, la idea sobre el plano era genial. Amplias calles, grandes manzanas, poca altura de edificios para permitir que la luz llegue a todos lados, y chaflanes para permitir mayor visibilidad.

Del mismo modo, los edificios construidos originalmente poseían mucha superficie, con una primera planta regia (donde solía vivir el amo del edificio) y luego apartamentos para alquilar en los pisos superiores. Porque la vida se hace en la calle, y jamás tendría sentido que el propietario viviera en el ático.

Sin embargo, es curioso como cambian los usos: ahora son los áticos los más valorados. Porque se trata de huir del ruido, de buscar la luz. Las calles del centro retumban con el tráfico, haciendo difícil encontrar la tranquilidad. Calles que antes eran paso de viandantes, ahora monopolizadas por vehículos de motor.

Ahora la gente huye de la ciudad. De hecho, conozco a varias personas que se han mudado fuera de la ciudad tras tener el primer hijo. ¿Críar a tu retoño entre el caos de la ciudad? Ni loco. Hay planes como el de las “super-illes“, que pretenden pacificar las calles de Barcelona. Y hay quien espera que el futuro de coches eléctricos silenciosos ayude a calmar el ambiente… pero, ¿quién sabe?

Quizás el problema fue cuando se asfaltó todo. Se perdió el contacto con la tierra. Ahora solo algunos afortunados árboles son capaces de tocar tierra auténtica con sus raíces. Para el resto, nos queda una plataforma de asfalto donde reina el caos, donde naces niños desnaturalizados, donde lo único que cuenta es el beneficio económico.

Cuando puedes elegir ambas alternativas

Hay momentos en la vida en el que aparecen 2 caminos y debes elegir uno.

Ma casa / Mi casa / My house / 나의 집Antes de decidir irme a Corea, tenía una disyuntiva. Quería un cambio en mi vida y se me ocurrían 2 alternativas: o irme a Corea a vivir, o mudarme a una vivienda con patio en el centro de Barcelona. Por supuesto, elegí irme a Corea. Lo curioso fue que 3 años después volví a Barcelona, y acabé viviendo una temporada en aquella casa con patio. Es decir, tuve la suerte de probar ambos caminos.

No siempre es posible acabar probando ambos caminos. Pero parece que la clave está en, cuando se elige uno, no hacer nada para evitar que en el futuro se pueda volver al segundo camino. Dejar siempre las puertas abiertas. Esto es algo que también se da en el juego del Go: los jugadores fuertes evitan consolidar una posición, y procuran dejar todas las opciones abiertas hasta que sea claro cual es la más provechosa.

¿Por qué elegir entre 2 opciones, cuando se puede vivir una y luego, si hay ocasión, la otra? La elección, por tanto, es una mera cuestión de tiempos.

Un año después

Last picture of AutumnHace un año que dejé de vivir en Corea. Esta es la última foto que hice en el que fue mi barrio durante 3 años, Sinchon. Un árbol destilando colores de manera estruendosa, un ejemplo de la pasión por los colores intensos del otoño coreano.

En Barcelona la vida me trata bien, de una manera que no me lo esperaba. Acostumbrado a teletrabajar, volver a una oficina parecía una prisión, pero he tenido la suerte de acabar en un templo de la tecnología llamado ulabox. Ver como gente de otras empresas, a las que también aspiré, acaban a mi lado en este proyecto es un lujo. Y me fascina ser la cola de león en un equipo de titanes. Aprender y compartir conocimiento de nivel.

Del resto de mi vida este año, hay sucesos estupendos y otros no tanto. Pero me encanta que la idea que tenía para 2015 cuando volvía de Corea el año pasado no se parece en nada a lo que ha acabado sucediendo. Pensaba en trabajar un tiempo, hasta ganar lo suficiente para volver otra temporada a la tierra del kimchi. Pero ahora el realizarme personalmente y profesionalmente deja la vuelta a Corea en un segundo plano.

Si, echo de menos los colores de otoño, la rudeza del invierno, la vuelta a la vida en primavera y el agobiante verano. Y la gente, los amigos. Además del sueño de poder ir al centro del universo del baduk y compartir partidas con la élite. Pero todo esto, de momento, pasa a ser un plan de viaje, y no de vida. Aunque nunca la vida sale como la planeas.

Seúl, el paraiso del transporte

Realmente los coreanos tienen una pasión por la infraestructura increíble. El metro de Seúl compite como uno de los más grandes del mundo junto con Tokio y Nueva York, aunque si hablamos de kilómetros construidos (casi 1000Km) no tiene rival. Y a pesar de la extensión y sus más de 620 estaciones, es muy práctico y fácil de usar.

Zonas de autobúsA eso se le suma una flota de autobuses que conectan casi cualquier punto de la ciudad con cualquier otro. De hecho, el sistema de numeración de los autobuses es el más lógico que he visto. Básicamente la ciudad se divide en varias zonas, cada una con su número. El centro es el 0, Gangnam el 4, Sinchon y Hongdae el 7. El primer número del bus indica el origen, el segundo el destino y el tercero marca variaciones de ruta. Así que estando en cualquier parte de la ciudad, volver a tu barrio es tan fácil como buscar autobuses con el número correcto. También hay autobuses que van al extrarradio y usan el mismo método.

17개노선A3-(후보노선 3개 제외-최종수정)Esta semana para añadir aun más transporte, se han aprobado 10 nuevas líneas de metro. La idea es tenerlas listas en 2025, y conociendo a los coreanos, estarán completas para esas fechas.

En realidad la mayoría de las nuevas líneas son pequeñas, así que no debería ser problema acabarlas en 10 años. Aunque en Seúl todas las líneas empezaron siendo pequeñas… Eso sí, una de las líneas nuevas es remarcablemente más larga: va de norte a sur pasando por Sinchon y la Universidad de Seúl, cruzando Yeoido, una línea que completa una rejilla casi perfecta en la ciudad.

En este punto ya no sé si tanta línea es una exageración, una manera de que los políticos ayuden a las empresas privadas de construcción (con la lectura buena y mala). En todo caso, será bueno para la población siempre creciente de Seúl, aunque ahora tengan que pagar un poco más por el billete.

No viajando en avión entre Europa y Asia

Steam train in SwanageHoy en día el avión nos facilita los viajes increíblemente. Recuerdo que mi abuelo decía que el tren de Alicante a Barcelona tardaba 33 horas, cuando ahora son 5 horas (y en avión apenas 50 minutos). Hoy en día con 33 horas le das la vuelta al globo en avión. Pero el avión no es el transporte idóneo: contamina enormemente. Además, uno se mete en ese túnel de metal y aparece en otro lado del mundo, sin haber visto ni por donde pasaba.

La primera alternativa al avión que busqué años atrás era el barco. Si bien los cruceros de pasajeros no hacen distancias intercontinentales, los buques mercantes navegan enormes distancias y algunos suelen tener camarotes vacíos para pasajeros. Si uno no tiene prisa, o trabaja remotamente (muchos barcos tienen internet via satélite), es una opción interesante.

CMA CGM Balzac.jpg

Entre Europa y Asia hay bastantes opciones de rutas marinas, pero al tardar muchos días el precio final es caro (pues se paga pensión completa). Hay que entender que el viaje aquí no es el destino, es el trayecto, con todas sus paradas. Por ejemplo, Freighter Travel tiene una ruta que parte de Valencia y llega hasta Busan en Corea; 41 días a 85€/día. También hay otra compañía alemana con ruta desde Hamburgo hasta Busan. La oferta es abundante, pero cara: CMA-CGM, Hanjin, etc.

La otra alternativa es el tren. La línea de tren de pasajeros más larga del mundo es el famoso transiberiano, con casi 10.000 Km cruzando toda Rusia. Aunque quizás a nosotros nos interese más el transmongoliano, de Moscú a Pekín en 5 días.

Seúl-BerlínPor otro lado, a finales del año pasado se abrió la ruta de tren de mercancias más larga, con 13.000 Km entre Yiwu (en la costa de China) y Madrid, en 21 días. En realidad eran varios trenes, pues el ancho de vías cambia en tres puntos de la ruta. Muchos comentaron entonces que pagarían por un viaje de pasajeros así.

Una empresa coreana tomó el testigo y ofrece un Seúl – Pekín – Moscú – Berlín. Aunque el tramo Seúl – Pekín se hace en avión. El precio asusta, 2400€. Aunque son 19 noches y 20 días.

Lo bonito será ver algún día una Corea unificada, con este mapa ferroviario operativo. Un mapa que está en Dorasan, la última estación de tren de Corea del Sur antes de la frontera.

transeurasiaImaginando un tren bala con una velocidad media de 350Km/h, de Barcelona a Seúl tardaría unas 33 horas. Justo lo mismo que tardaba mi abuelo desde Alicante a Barcelona.

¿Quién se apunta?

Deberías cultivar vegetales

Growing tomatoesDesde hace al menos 8 años cada año he cultivado vegetales en casa. Incluso en mis 3 años en Corea, siempre encontré una manera de tener unas macetas con tomates y pimientos. Y os aseguro que si yo pude, viviendo en los zulos que he vivido (5m², una sola ventana), vosotros también podéis. No hay excusa posible.

Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Primero porque te das cuenta del proceso de creación de, p.ej. un tomate. De lo lento y difícil que es conseguir un tomate como el que compraste en el mercado. Acabas valorando más lo que comes. Y a la vez, cuando cultivas, acabas regalando más. A pesar del tiempo empleado, hay una necesidad de compartir los frutos. Algo que quizás llevamos en los genes desde la prehistoria y que nos ayudó a evolucionar.

Big corn saladLo que he visto tras vivir en Barcelona, Seúl y México DF es una total desconexión de los ciclos naturales y la gente. Preguntas a alguien de la calle cuando es la temporada de tomates y te dirá “todo el año”. ¿No es triste?

Es cierto que aun hay ecos del pasado rural en las ciudades. En Barcelona, hay tradiciones que hacen que, por ejemplo, se tomen castañas a final de octubre. O en Corea, debido a las marcadas 4 estaciones, se esperan boniatos en otoño y no en otras estaciones.

A veces imagino un futuro donde la gente en las ciudades esté obligada bajo multa a tener plantas en sus balcones, plantas comestibles. Al menos las ciudades serían más coloridas y sostenibles. Es cierto que arreglar el mundo a base de multas o reglas no es una solución, sino que la propia gente supiera de manera natural lo que deberían hacer. Hace falta más educación. O al menos más curiosidad.