Hace un año que dejé de vivir en Corea. Esta es la última foto que hice en el que fue mi barrio durante 3 años, Sinchon. Un árbol destilando colores de manera estruendosa, un ejemplo de la pasión por los colores intensos del otoño coreano.
En Barcelona la vida me trata bien, de una manera que no me lo esperaba. Acostumbrado a teletrabajar, volver a una oficina parecía una prisión, pero he tenido la suerte de acabar en un templo de la tecnología llamado ulabox. Ver como gente de otras empresas, a las que también aspiré, acaban a mi lado en este proyecto es un lujo. Y me fascina ser la cola de león en un equipo de titanes. Aprender y compartir conocimiento de nivel.
Del resto de mi vida este año, hay sucesos estupendos y otros no tanto. Pero me encanta que la idea que tenía para 2015 cuando volvía de Corea el año pasado no se parece en nada a lo que ha acabado sucediendo. Pensaba en trabajar un tiempo, hasta ganar lo suficiente para volver otra temporada a la tierra del kimchi. Pero ahora el realizarme personalmente y profesionalmente deja la vuelta a Corea en un segundo plano.
Si, echo de menos los colores de otoño, la rudeza del invierno, la vuelta a la vida en primavera y el agobiante verano. Y la gente, los amigos. Además del sueño de poder ir al centro del universo del baduk y compartir partidas con la élite. Pero todo esto, de momento, pasa a ser un plan de viaje, y no de vida. Aunque nunca la vida sale como la planeas.
Envidia ^^
TLDR: Todo bien, y a Corea que le den.
Me alegro de que vaya bien, y Corea seguirá por aquí para cuando quieras venir de visita. ¡Un abrazo!