Llegando a Corea

By | 2010-01-09

Frozen worldEn 4 cortas horas me planté en Helsinki, donde hacía frío al salir del avión, pero no me imaginaba que la temperatura fuera -16°C hasta que lo comprobé vía Internet, con la wifi gratuita del aeropuerto. Eso me animó contra el frío que esperaba en Corea. Más tarde embarqué en el Airbus 330 que me llevaría a Seúl. 9 horas cruzando Rusia, Mongolia y China, viendo en el mapa innumerables ciudades, te hacen percibir la enormidad del mundo.

Tras aterrizar en Seúl la estampa que se veía por la ventanilla era un paisaje congelado de quietud, nieve y neblina. Al final opté por subir a un autobús para llegar a la ciudad, en lugar de la combinación tren+metro. Me resultó muy fácil encontrar el bus, y me sorprendió la amabilidad de la gente, que me indicaron sin problemas. De camino el paisaje se entrecortaba entre zonas residenciales, de aspecto soviético, y zonas verdes, con los árboles atados a soportes y los troncos cubiertos con una especie de paja, sospecho que para que no se hielen. La temperatura era de -5°C, con mucha nieve en el borde de la carretera de 4 carriles que va paralela al río Han, casi completamente helado.

Me viene a recoger otro de los alumnos de la International Baduk Academy (IBA), y me suelta la mala noticia… están de mudanzas. Parece ser que la sede de la academia tuvo que cerrarse, y mudaron todo a un amplio apartamento, durante un par de meses. Y justo ahora vuelven a buscar un nuevo sitio. Mientras tanto las clases se hacen en un colegio en la zona sur de la ciudad.

Tras comer algo de carne que no recuerdo como se llamaba, llegamos a la casa, que es un pequeño semisótano, con la famosa calefacción de suelo radiante (dicen que es la mejor), y el resto de cosas bastante cutres para unos ojos occidentales: cosa que ya sospechaba por los comentarios de Oscar Y Pau (que ya han estado por aquí, aunque no sé si exactamente en el mismo lugar). Detalles como la ducha sin plato (hay un sumidero general para todo el suelo del baño), o el antediluviano papel pintado. Sin embargo, nada que me llegue a asustar, gracias a anteriores viajes. Como insistí desde el principio en tener habitación propia y escritorio donde poder trabajar, me han hecho el favor de asignarme una pequeña habitación, que he ido montando cogiendo algunas cosas del mobiliario de la IBA. El sofá de la IBA, un futón para dormir (que es bastante práctico dado el suelo radiante), una estantería reconvertida en mesa y una silla de brazos.

Tras una corta siesta he echado un par de partidas con el compañero de piso, un sueco de 21 años que lleva ya tres meses aquí. Llegó como 2 kyu, pero sospecho que ya debe ser 3 dan fuerte. Lo que más me ha sorprendido no es su juego (muy severo), sino su capacidad de revisión posterior. Yo pensaba que tenía buen fuseki hasta que me ha demostrado que olvido varias cosas… muy interesante. He perdido ambas partidas, de 20 puntos.

Luego hemos hecho rápido paso por el super, bajo la nieve cayendo de nuevo… hacía 5 años que no veía nevar. El super es un lugar para hacerle un reportaje detallado: un pasillo lleno de ramen y similares, sacos de arroz de 20 Kg, etc. Y tras una tanda de problemillas, a dormir!

3 thoughts on “Llegando a Corea

  1. Pol

    Quien dijo frio? Si has sobrevivido setecientos inviernos en el chino con la puerta abierta…
    Dile al sueco que no le cuentas chistes de rubias para no tener que explicarselos, que si no se ponen muy gallitos.
    A los de la escuela cuentales que la cabra respeta el papel pintado siempre y cuando lo pinte un daltonico ciego.
    Disfruta y escribenos, alicantino errante!

  2. Lorizael

    Ostias!! Que estás allí!! La leche!! Aprovecha el tiempo LioSenSei

    Y disfruta mucho 🙂

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