Mi último día en Seúl, en Corea del Sur, fue una boda. Por desgracia, olvidé la cámara, por lo que tendré que esperar a ver las fotos de otros.
La boda se celebró en un edificio específico para bodas, enorme, con ¡un ascensor específico para la novia! Más de 500 invitados, la mayoría jugadores de baduk, pues la boda era la de Seul-ki 7 dan, famoso jugador amateur, y su novia Seunghyon, famosa comentarista en baduk TV. La ceremonia tuvo lugar en un gran pabellón, con una tarima central, redonda, que iba girando. Con cámaras de vídeo por todos lados grabando los tensos rostros de los novios, proyectados en tres pantallas en cada pared. Con una pequeña orquesta clásica que añadía una deliciosa banda sonora. Como maestro de ceremonias, el profesor Hahn, que dio un largo discurso explicando la historia de amor entre los novios, que empezó en un congreso europeo. Y Hwan Inseong a un lado, como lector de los procedimientos de la boda.
Tras la ceremonia en si, empezó la comida, mientras algunos iban subiendo a la tarima a hacerse la foto de rigor con los novios. Mi comentario fue: – realmente debería buscarme una novia coreana, ¡sólo por la boda! Estuvimos todos con la lagrimilla en los ojos. Aunque las bodas coreanas tienen un fallo tremendo: son demasiado cortas. Hubo gente que se marchó sin haber llegado el postre. Y tras el postre, la mitad de mesas ya estaban vacías. Así que no hubo ninguna tertulia de sobremesa. Estos coreanos están demasiado ocupados… demasiado trabajadores.
Como si de una película de autor se tratara, casi todo lo que me pasó en Seúl durante mi estancia se resumía en aquella sala. Sentado en la mesa del profesor Hahn y su mujer, podía ver a muchas caras conocidas. Sentada a mi izquierda, Lee Hajin 3p, quien por desgracia ha olvidado su español, pero habla perfectamente inglés. A mi derecha, Cho Mikyung 1p, a quien ya conocía, y quien me estuvo contando su próxima estancia en Singapur, donde la han contratado para enseñar baduk. En una mesa cercana, varias chicas de la clase del profesor Hahn, incluyendo una con la que la mujer de Hahn pretendió emparejarme (¡lo lamentarás!, me dijo cuando le dije que no me interesaba). Un poco más allá, Diana 1p. En otra mesa, Lee Minjin 5p, que se sorprendió al verme; le deseé suerte para la semifinal del torneo Kuksu femenino. Incluso podía ver a lo lejos a Lee Changho 9p. Probablemente éramos los jugadores más flojos de la sala.
Tras la boda, el profesor Hahn nos invitó a su casa, en una ciudad satélite de Seúl. También había invitado a un profesional fuerte (no recuerdo el nombre), que nos apalizó con 5 piedras de hándicap. Mi mente ya estaba de viaje a Europa, y no pude centrarme en el juego. Pero la sensación que me queda es que llegué pensando que era flojo, y vuelvo pensando que soy flojísimo… eso si, con una cantidad nueva de conocimiento que tardaré meses en asimilar.
Mientras pensaba las cosas que me enamoran de Corea, de pronto, Hahn me sugirió una idea… ¿qué tal si hacemos un intercambio de casa durante el verano? ¡Yo a Seúl y ellos a Barcelona! 🙂
Y el protocolo de la invitacion de boda, como es en Corea? Hay que pagar por asistir? Imagino que igual a ti te invitaron por guiri, pero si no, las bodas son aquellos compromisos a los que prefieres no ir a no ser que sea alguien que aprecies de verdad? Me parece increible eso de que la gente se largue antes de los postres.
Básicamente los novios invitan a todo el mundo. Yo conocía a Seulki, pero los otros estudiantes no, y aun así fueron invitados también.
Se nos pidió un bote, y yo pensaba poner de 50€ para arriba, pero al final nos indicaron 10 mil wons (6.25€) por cabeza. Menos de lo que costó el cubierto, calculo.
Por lo general la gente va por gusto. Sólo conozco un caso que fue por compromiso a esta boda.