Hay momentos en la vida en el que aparecen 2 caminos y debes elegir uno.
Antes de decidir irme a Corea, tenía una disyuntiva. Quería un cambio en mi vida y se me ocurrían 2 alternativas: o irme a Corea a vivir, o mudarme a una vivienda con patio en el centro de Barcelona. Por supuesto, elegí irme a Corea. Lo curioso fue que 3 años después volví a Barcelona, y acabé viviendo una temporada en aquella casa con patio. Es decir, tuve la suerte de probar ambos caminos.
No siempre es posible acabar probando ambos caminos. Pero parece que la clave está en, cuando se elige uno, no hacer nada para evitar que en el futuro se pueda volver al segundo camino. Dejar siempre las puertas abiertas. Esto es algo que también se da en el juego del Go: los jugadores fuertes evitan consolidar una posición, y procuran dejar todas las opciones abiertas hasta que sea claro cual es la más provechosa.
¿Por qué elegir entre 2 opciones, cuando se puede vivir una y luego, si hay ocasión, la otra? La elección, por tanto, es una mera cuestión de tiempos.