Hace unos dÃas pude ver el último macabro invento de los publicistas: la máquina de limpiar arena de playa que además deja publicidad. La idea es bien sencilla. Una especie de rodillo hace un bajorelieve sobre la arena. El patrón se va repitiendo, y deja toda la playa hecha un asco.
Afortunadamente la web que vende esta abobinación ha caÃdo (www.beachnbillboard.com), pero aun se pueden ver imágenes “cacheadas” en Google.
No imagino la cara que pondrÃa al llegar un dÃa a la playa y encontrarme esta locura. Aunque quizás hace 20 años alguien pensó lo mismo al llegar a la playa y ver como le tabapa el horizonte un cartel gigante arrastrado por una avioneta; algo que hoy en dÃa es muy normal, y nadie se molesta. ¿A dónde vamos a parar con tanta publicidad?
Tanta publicidad hay, que nuestro cerebro ya ha aprendido a evitarla. Leà no hace mucho un estudio sobre “banners” en internet que recomendaba NO utilizar movimientos rápidos o intermitentes o similares. Cuando el internauta habitual abre una web, sus ojos no se fijan en luces parpadeantes, puesto que ya da por sentado que es publicidad. ¡Sin comentarios!