A los pocos días de llegar a Seúl, estuve paseando por el centro y acabé en una pequeña manifestación contra el TLC. Esto es, el Tratado de Libre Comercio entre EEUU y Corea del Sur.
En Corea, al igual que en España, existe un bipartidismo, con mayorías absolutas. Así que, básicamente, el partido en el gobierno hace lo que quiere (o lo que quieren los grandes bancos). En este caso, el gobierno decidió establecer un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, con la idea de reducir los aranceles aduaneros de ambas partes. La oposición y los partidos pequeños se pusieron en contra, y hasta se montó una buena en el congreso, con granada de gas lacrimógeno incluida. Para más detalles, leer el post de Felipe sobre el tema.
Una semana después, fui al mercado de instrumentos musicales de Nakwon, y al ver los precios de los sintetizadores americanos, más caros que en Europa, volví a pensar en el TLC. A pesar de que me gustaría haber visto mejores precios en aquellos teclados, llegué a una conclusión: los aranceles aduaneros aun tienen sentido en un mundo globalizado.
Corea es una gran potencia debido a su mercado interior. Los coreanos son los mayores consumistas de sus propios productos. Y gracias a eso, las grandes empresas (LG, Samsung, Hyundai, etc) se han lanzado al mundo desde un nido bien nutrido. Pero si ahora llegan otros al nido, existe el peligro de hambre. Es decir, el asunto no es que LG pueda vender más barato en EEUU, sino que tendrá que preocuparse mucho más de su mercado local. Aparte, tampoco hay grandes demandas de productos extranjeros en Corea, porque ya han desarrollado un mercado interno variado. Así que el tratado podría acabar siendo más perjudicial para Corea que para EEUU. Aunque, como siempre, el tiempo dirá.
Por otro lado, en Europa tenemos una economía común, y también una libre circulación de personas. Lo primero ha acabado siendo un lastre. Todos los países de la Eurozona dependen del Banco Central Europeo, y al final los países pobres acaban siendo controlados por los ricos, con la excusa de la economía. Véase los golpes de estado encubiertos en Italia y Grecia (donde los nuevos jefes de gobierno NO han sido elegidos democráticamente). Sin embargo, la libre circulación de personas, ha sido todo un éxito. La gente encuentra la libertad de moverse y vivir donde realmente encuentra interesante, o donde hay trabajo. El visado si que es algo que deja de tener sentido en un mundo globalizado, en donde en menos de 1 día puedes volar al otro lado del mundo.
Personas vs. economías. ¿Quién ganará?
En España de momento va ganando… y con diferencia… ¡economías!
Es triste pero siempre queda la esperanza.
Desde D. Franciso de Quevedo, ha llovido mucho, pero ya lo dijo ….PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO…….