Una nueva visita a Seúl me descubre la reciente implantación de las bicicletas públicas. En una ciudad con un tráfico de locura, donde el coche aun es símbolo de estatus social, es interesante ver la aceptación de estas bicis públicas. Además, Seúl es también una ciudad donde el vandalismo es casi nulo, así que al menos no habrá estaciones destrozadas (como si pasa en Barcelona y otras ciudades).
Las bicicletas tienen múltiples modalidades de uso, cosa que sorprende. Las opciones van desde bonos de un día (¡a 0.80€!), pasando por semana(2.42€), por mes y semestre, hasta un año(24€). Me recuerda al bicing de Barcelona cuando empezó, pues tenía precio anual similar (que luego se duplicó) y también al principio se veía mucha gente novata probando las bicis.
Por otro lado, según leo, la web para darse de alta para extranjeros está muy limitada (noticia en inglés), lo cual en el fondo es lo habitual en Corea, con microsites en inglés en lugar de una traducción real de la web coreana.
Para acompañar la implantación de bicicletas, han empezado a crear carriles bici, a tramos esporádicos. Incluso tramos de escasos metros, como en la foto, que no conectan nada con nada. Al menos en Barcelona los carriles se alargaban varias calles.
Desde luego, los carriles bici del centro no ayudan a pasear sin peligro, y parece que Seúl aun tendrá que hacer un largo recorrido en entender como instalar y conectar carriles. Eso si, hay zonas nuevas donde la bici ya es protagonista, como el camino forestal de Gyeongui.
También, fuera del concepto de bicicletas públicas, he visto muchas más bicicletas privadas. Especialmente en zonas universitarias, donde es ya fácil ver gente joven montada en bici. Además, es normal ver minivelos: un tipo de bici no plegable de ruedas más pequeñas, ideales para aglomeraciones urbanas. En Europa, por desgracia, es casi imposible encontrarlas, mientras que en Asia las venden a partir de 140€.
En definitiva, la bici se abre paso en Seúl. Tengo mucha curiosidad por ver la evolución. En Barcelona poco a poco, gracias a la presión numérica de los ciclistas, los vehículos a motor han ido respetando la bicicleta. Pero Seúl es un caos: el tráfico es intenso, e incluso es habitual que las motos de reparto invadan la acera, poniendo en peligro a los resignados peatones. O aumenta su respeto, o la cuerda se tensará demasiado y romperá en el lado más débil, el del ciclista.
A ver si evoluciona favorablemente en todas partes. Bici FTW!